Historias de la Peña III

HIELAZO PARA RECIBIR EL NUEVO AÑO

Todo sucedió en la Nochevieja del año 2003, dónde todo el grupo de amig@s de por entonces celebrabamos juntos la entrada del nuevo año (2004). Como tradición, quedamos todos en la plaza para posteriormente ir a comprar nuestro botellón.

Con el botellón ya comprado nos disponemos a marchar hacia "Las Viñas" para empezar a tomar los primeros contactos con nuestro buen amigo alcohol. Eramos muy pequeños por aquel entonces... deciros que el protagonista de la historia, nuestro buen amigo Cano, tenía 16 años y por ejemplo Ricardo, que también anda por ahí en la historia, había cumplido recientemente las 14 primaveras...

Vamos llegando a las Viñas y lo típico: uno que lleva las botellas de refresco, otro que si yo sólo me bebo la botella de Beefeater, otros llevan el hielo... Pues me quedaré en esa última persona... la que llevaba una de las bolsas de hielo, que no era otro que el ahora gran amigo de los del Vasooo, Roberto Laso, de los Embargaos.

Ya en las Viñas a Roberto no se le ocurre otra cosa (aunque era normal en él relizar ciertas barbaries de vez en cuando...) que comenzar a dar vueltas en circulo, con la bolsa del hielo al final de sus brazos, cuál lanzamiento de martillo. Ante la sorpresa de todos los allí presentes (sorpresa porque eramos unos enanos sino lo que vendría a pasar sería lo más normal del mundo), la bolsa de hielo comenzó a escupir su contenido uno por uno por un pequeño orificio provocado en ella, de manera que los que estabamos allí intentamos esquivar los proyectiles como bien pudimos... hasta que uno de ellos alcanzaría de lleno el cráneo del ya nombrado anteriormente, el de Cano Pardal, que, como siempre en la parra, ni se había coscao del ataque taliban al que nos estaba sometiendo Roberto. El preciso impacto produjo un curioso tambaleo en la mollera de nuestro amigo. Por cierto, Roberto no paró de dar vueltas hasta ver como salía sangre de la cabeza del agredido ya que la bala desprendida por el arma en que se había convertido la bolsa de hielo, al alcanzar con velocidad asombrosa la testa de Jose María, provocó en él una gran pitera de la que no paraba de salir líquido rojo.

Como siempre en estos casos y más a estas edades, las chicas de la peña de momento acudieron a ver qué le había pasado a Cano: "Ay Cano, la que te han preparao, pobrecino... alguna tiene un pañuelo???" Y todo esto Cano chorreando sangre y al mismo tiempo sin parar de beber del cubata. Ya unas cuantas chicas lo abordan e intentan detenerle la hemorragia, entre ellas finalmente se quedó Inma Chopera que al ver la dificultad del asunto le sugerió a Cano que lo mejor sería ir al médico, a lo que este respondió: "No, no, a mi dejarme que es Nochevieja, yo si eso a casa de mi hermana", cosa que repitió hasta la saciedad.

Con toda esta formada, Ricardo, que al ver la ostia que le había dao el hielo a su compañero en la cabeza había estao descojonandose un buen rato junto con los otros amigos, se acerca a verle para preguntarle qué tal está. Fue llegar éste al lugar dónde estaban curando a Cano y, sin nombrar palabra aún, comenzó a sangrar repentinamente por la nariz como un verdadero grifo, de manera que el episodio que había ocurrido ante el desangramiento de Cano volvería a ocurrir esta vez con Ricardo, con todo el mundo preocupado, ayudandole y tal... Lo que se formó allí fue un verdadero espectáculo: cada uno sangrando por un lao, todo el mundo que pasaba allí se paraba a ver qué ocurria... aquello parecía Urgencias. Lo de Ricardo fue cosa de un periquete... pero Cano allí seguía con su lucha personal entre el cubata y la muerte. Era ya un buen rato el que llevaba Inma Chopera con él y parecía que la cosa iba a mejor, cada vez salía menos sangre y Cano, hasta los huevos de estar allí con la cabeza agachá y ante la sed que clamaba su higado debido a que su cubata estaba ya en las últimas, pronunciaría una de las frases que marcarían una época:

"Chopera, dejá en paz ya de curarme que estoy hasta los huevos y ve a echarme un cubalibre"